Cuando alquilamos una oficina, por regla general, viene con una decoración establecida. Unos cuadros en las paredes, algún jarrón por encima de los muebles, o algún otro elemento decorativo. Nada elegido por nosotros.
Si nos paramos a pensarlo, la oficina es el lugar donde pasamos la mayor parte del tiempo, y, el momento en el que estemos en ella va a influir en el resto del día.
¿Nunca os ha pasado que un pequeño enfrentamiento en el trabajo, algo sin mayor importancia, como un mal gesto, os ha influido en todo el día? Llegando al punto en el que, nada más poner un pie en casa, se lo hemos contado a la persona con la que vivimos.
Pues eso también pasa con la decoración. El sentirse cómodo en un espacio que te aporta, en el que eres feliz, te afecta más de lo que crees.
Es por eso por lo que queremos darte varios consejos para que, cuando tengas ese cansancio ocular que tanto sufrimos los que trabajamos muchas horas frente a un ordenador, podamos mirar al lado, descansar y alegrarnos al mismo tiempo.
- Vamos a comenzar por algo esencial, como es la silla. No tiene que ser un trono que todos luchen por tenerlo, pero sí uno en el que te sientas cómodo en tu despacho.
- Crea un espacio a tu gusto, que te resulte bonito. Una decoración que te inspire será de gran ayuda. Puedes añadir pequeños elementos que te ayuden en esta tarea.
- Lo ideal sería que estuviese limpio. Y no hablamos del polvo de los muebles o del suelo, sino de que también esté libre de ruidos.
- También queremos destacar que un espacio agradable para trabajar es aquel que está ordenado visualmente. Que sepamos dónde tenemos cada documento, que el despacho no esté recargado, que tengamos espacio suficiente para poder trabajar.
- Por último, un despacho bien iluminado. Nos será de gran ayuda, ya que, además de no forzar la vista, trabajaremos más cómodos.